Es uno de los pocos laicos que
escribe sobre temas religiosos en el país. Jesús María Silveyra (47)
peregrinó a Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) donde la Virgen de la Paz se
aparecería.
El nombre que
recibió al ser bautizado en Buenos Aires parece haberle señalado un
camino vinculado con la Iglesia Católica. Jesús María tiene seis hijos y
la profesión de Licenciado en Administración de Empresas. Pero escribe e
integra la comisión de "Diálogo interreligioso" de la Conferencia
Episcopal Argentina.
Entre sus libros figuran: "Los ojos de María", "Los mártires de
Argelia" (en colaboración), "Los apóstoles" y lo trajo a Salta la
presentación de su último trabajo: "Abriendo el corazón. Confesiones de
un peregrino a Medjugorje", con el respaldo del Movimiento Soledad
Mariana y San Pablo.
Desde la tapa el dulce rostro de la Virgen de Medjugorje, conocida en
Argentina y Salta como María Reina de la Paz, invita a conocer las
impresiones que el autor recogió en el alejado lugar.
-¿Cuándo visitó Medjugorje?
Fui una sola
vez, en junio del año pasado. Formé parte de un grupo de 33 personas
-incluida mi esposa- junto al padre Martín Serantes de la diócesis de
Morón.
-¿Dónde queda el santuario?
En
Bosnia-Herzegovina, un lugar bastante convulsionado porque es la zona de
los Balcanes (ex Yugoslavia) que cuando cayó el comunismo empezó a
dividirse. Entre 1993 y 1995 hubo una guerra civil muy cruenta en
Bosnia. Se daba una situación de conflicto étnico-religioso-histórico
muy fuerte porque conviven tres comunidades: los bosnios (musulmanes),
los serbios (ortodoxos) y los croatas (católicos). La guerra fue un
conflicto político pero, como está pasando ahora, de ese terreno se la
quiso llevar al religioso. Felizmente se llegó a un tratado
internacional y la nación se dividió en dos estados dentro de una
república. El santuario es católico porque está en Herzegovina donde
viven los croatas.
-¿Qué lo llevó a viajar tan lejos?
Toda
peregrinación a cualquier santuario es un acto de fe, el año pasado fue
particular porque coincidió con el año del Jubileo. Antes fuimos a Roma
pero todo de por sí implica un acto de fe, basándote en los frutos que
los hechos producen en la gente.
-¿La Virgen aparece en ese lugar?
Las
apariciones de María datan de 1981, mucho antes de que cayera el
comunismo. Se les hizo presente a seis jóvenes, que en ese momento
tenían entre 10 y 17 años, bajo la advocación de María Reina de la Paz.
Entre sus primeros mensajes el que más me impactó y que tiene mucho que
ver con lo que pasa en el mundo dice: "Paz, paz, paz y sólo paz; debe
reinar la paz entre el hombre y Dios y entre los hombres". Están dentro
de lo que la Iglesia considera revelaciones privadas, la gente puede o
no creer en esto. La Iglesia guarda la prudencia del caso, lo mismo que
hizo con todas las apariciones marianas de la historia, y no se ha
expedido oficialmente pero no se opone a las peregrinaciones privadas y
de hecho todos los años viajan muchos sacerdotes a Medjugorje.
-¿Que sintió en el lugar?
Esto siempre
te pone en duda, entre la razón y el corazón y me pasó de decir `esto es
mentira, un engaño', hasta que se va abriendo el corazón y comienza a
encontrarse lo santo de los hechos. Por eso mi libro se llama "Abriendo
el corazón", pienso que es muy difícil mirar estos acontecimientos
ligados a lo sobrenatural con un corazón cerrado o si pretendes
explicarlo todo desde un punto de vista racional. Los mensajes de
Medjugorje que le da la Virgen a los videntes son un continuo llamado a
abrir el corazón para que Dios pueda entrar dentro de uno.
-¿Fue a pedirle algo?
Fui a ver qué
estaba pasando y viví una experiencia muy fuerte porque me ayudó a abrir
mi corazón para encontrar algo de paz interior.
-La paz... ¿Qué reflexión le cabe sobre los atentados en Nueva York y el conflicto desatado?
Se me hizo más
presente que nunca el llamado de María. Dice que no puede haber paz en
el mundo si no la hay primero en el corazón de los hombres. Si no tenés
paz interior generalmente tu vida será más conflictiva porque le das
lugar al pecado. María pide que los corazones se abran como se abren las
flores a la primavera: despacio, apoyadas en un cáliz y mirando el
cielo (lo trascendente). Pienso que el hombre de hoy se ha desligado de
Dios porque se olvidó de Él; no puede mirar a otra cosa que su humanidad
que no le llena el vacío existencial que tiene. María en Medjugorje
tiene una propuesta de esperanza, de llenar el vacío con el amor a Dios.
-¿Cambió su vida?
Como ya tenía
un camino de espiritualidad mariana no es que me produjo una conversión
pero plenificó en mí el convencimiento de que María es el gran modelo
del cristiano. La paz verdadera, que es de Dios, vendrá por el servicio y
no por la lucha.