El autor
Jesús María Silveyra ya nos había asombrado Y deleitado con su novela
«Pedro, la historia jamás contada». En ella creó una biografía del
Apóstol Pedro con fidelidad a la vida de Cefas que nos transmite el
Evangelio, pero, además, construyendo, con mano maestra y estilo
narrativo de primer orden, una novela con climas, rasgos y
acontecimientos imaginados pero verosímiles. A esto se añade, otro
mérito de esa obra: Está imbricada con otra novela, cuyo protagonista es
el mismo que narra la vida de Pedro. Merece la pena conocerla y
saborearla.
Ahora «Retratos»
Nos sorprende la Editora Planeta, con una cuidada y artística edición
de otro título de Jesús María Silveyra: Los Apóstoles (Retratos).
El autor
confiesa que fue invitado por la editorial a escribir un libro sobre Los
Apóstoles, para una colección de ternas religiosos con motivo del
cercano jubileo. Le hablaron de libertad creativa y, mientras tanto,
Jesús María se interrogaba sobre la dificultad de narrarla vida de
algunos apóstoles de los que se conoce poco o nada Le respondieron
«Confie en su imaginación, con sustento histórico... en lo posible».
Afortunadamente para nosotros, Silveyra aceptó el reto. Y el resultado,
ya está en nuestras manos.
Los Retratos
Para comenzar la aproximación a los protagonistas, el novelista pensó
en esbozar retratos, o imágenes de sus supuestas figuras. Por eso,
acertadamente, se apoyó, o imágenes de sus supuestas figuras. Por eso,
acertadamente, se apoyó en la pintura, y más concretamente, en la S anta
Cena de Leonardo Da Vínci, el gran pintor que dejó estampada la figura
de cada apóstol de la pintura mural del refectorio del convento de
«Santa María de las Gracias».
Jesús María
sabía que los doce habían seguido el llamado del Señor, habían partido
de dos en. dos a predicar la Buena Noticia, habían oído todas sus
enseñanzas, habían visto sus milagros lo acompañaron en la Cena
Eucarística y lo habían contemplado resucitado y glorioso.
Con esos datos
básicos, los relatos evangélicos sobre muchos de los doce, y con su
imaginación creadora, más el don de una fe, viva y un corazón tocado por
el amor de Cristo, Silveyra «pintó, relató, imaginó e insufló» vida
propia y personalizada a cada
uno de los doce.
Distribución del Contenido
La estructura del libro es original: se dividen los retratos en actos,
con dos personajes cada uno. La agrupación de los apóstoles no es
arbitraria. Al leer el libro, uno encuentra razonable la formación de
los pares
Son seis actos
1- Andrés y Bartolomé
2- Mateo - Simón «el Zelote».
3- Tadeo - Santiago, el Mayor.
4. Santiago, el Menor - Felipe.
5. Judas - Pedro.
6. Juan - Tomás.
Finaliza el libro con un Epílogo.
Valores y rasgos
Observamos una intensa y penetrante aptitud en el autor para
comprender y captar la psicología de los personajes. A veces, con un
solo rasgo o una palabra, acierta en la composición del re-trato. Por
algo se dice que los novelistas son psicólogos natos. Aquí se comprueba
una vez más.
- Hay facilidad narrativa y fluidez en los diálogos.
- Color local y costumbrismo con base real y datos creíbles.
- Se manifiesta respeto y amor por el Señor y sus discípulos.
- Inteligente manera de entretejer los hechos evangélicos e
históricos, con los elementos creativos, imaginarios, pero dentro de la
más acertada verosimilitud
- Inclusión de reflexiones, interrogantes, o apreciaciones, en el momento justo.
- Se destacan los hechos y párrafos tomados del Evangelio o la Escritura con oto tipo de letra.
- Es muy interesante la inclusión de las etimologías y significados de las palabras hebreas.
- Referencias muy oportunas al Antiguo Testamento.
- Datos curiosos y escenas que vivifican las actitudes e idiosincrasia de los apóstoles.
- La figura de Felipe, por ejemplo, enriquecida
con pinceladas novelescas: cocinero de los apóstoles, enamoradizo,
hombre expresivo y dialogante, identificación de Felipe con el Hijo
Pródigo.
- Descripción viva y colori da de escenas de alegría y climas de tragedia (Getsemaní).
- Retrato psicológico de mano maestra del traidor Judas.
- Especial presentación de la figura de Pedro en
todas sus facetas. Escenas muy logradas en Getsemaní en las apariciones,
después de la Resurrección, y el realismo de aguafuerte en la relación
de su muerte.
- También notable la narración de la Santa Cena
con las actitudes y reacciones de cada personaje. Cualquier pintor
experto podría reproducir en un valioso cuadro es a «familia» en el
Cenáculo, con rostros y gestos particulares de cada participante.
- Poder de síntesis en la presentación y retrato del apóstol Juan.
- Persona viva de Tomás, en sus dudas y arrepentimiento.
- Se han incluido escenas deliciosas de la vida domestica en distintos ambientes.
- Hay dichos y frases geniales del autor, que muestra su faceta lírica y creativa.
Mucho más
podíamos comentar sobre los méritos de esta excepcional creación de
Jesús María Silveyra. Pero para apreciarla novela en todo su valor, lo
más acertado será deleitarse con su lectura que nos adentrará en el
mundo de los Doce y el Maestro, y sin duda, saldremos fortalecidos en la
fe y el amor.