Jesús Silveyra habla de su novela Con gloria morir, en la que recrea la angustiosa situación de la Argentina.
La
presentación de Con gloria morir , el nuevo libro de Jesús María
Silveyra, escritor y licenciado en Administración de empresas, es una
excelente oportunidad para conversar con él.
-¿Cómo hacés para llevar adelante dos actividades tan disímiles como la administración de empresas y la literatura?
-En
realidad, no son actividades incompatibles. Sin creatividad, la empresa
no va a ninguna parte y sin disciplina, la literatura tampoco llega a
buen puerto. Como escritor, trato de aprovechar un poco la disciplina de
la administración y, como empresario, trato de recurrir a la
creatividad.
- De
acuerdo con las fechas de publicación de tus libros, pareciera que tu
vocación ha sido tardía. ¿Qué te decidió a comenzar a escribir?
-De chico
escribí mucha poesía. Soñaba con ser un escritor como Hemingway, a quien
admiro mucho. Cuando terminé el colegio, mi inclinación natural era
estudiar Filosofía y Letras. Pero las circunstancias socio-culturales me
llevaron a estudiar Administración de empresas. Después me casé,
llegaron los hijos, empezaron las complicaciones...
- ¿Tuviste algún maestro? ¿Fuiste a algún taller literario o sos autodidacta?
-Soy
autodidacta. Tuve la suerte de que la madrina de mi madre fuera Susana
Bombal. Ella me invitaba a su casa, donde conocí a algunos escritores.
Eso duró poco. El mundo empresarial me hizo olvidar la literatura por un
tiempo pero yo tenía esa vocación dentro de mí. A pesar de que mis
negocios andaban bien, no me sentía feliz. Un buen día vendí algunas
acciones de mi empresa y me dediqué a la literatura. Durante cinco años
fue lo único que hice. Luego empecé a "mechar".
- ¿Leés mucho?
-Sí, sobre
todo cuando estoy interesado en un tema en particular. Ahora, por
ejemplo, estoy por empezar un libro de contenido místico, que se llamará
El camino de la Misericordia. Por ese tema fui a Polonia, para ver al
Papa que, en ese último viaje, habló mucho de la Misericordia. Estoy
leyendo el diario de sor Faustina Kowaslka y a los místicos que
escribieron sobre el Sagrado Corazón de Jesús.
-¿Viajás mucho?
-Si no viajara, me moriría. Necesito estar en contacto con otras civilizaciones.
-¿Qué escritores han influido en tu obra?
-Además de
la Biblia, hay dos o tres libros que me han impresionado mucho: El viejo
y el mar de Hemingway, Ulises de James Joyce y El juego de abalorios de
Herman Hesse. También me gusta mucho Julio Cortázar.
- La mayoría de tus libros tienen que ver con temas religiosos .
-Sí, cinco
de los ocho libros que he publicado tienen temas religiosos. Eso se debe
a que estoy en una búsqueda constante de Dios, de la trascendencia de
Dios.
- Pero tu
último libro, Con gloria morir , no trata ese tema. ¿Lo considerás un
libro policial, político o histórico? ¿Cómo nació?
-Las tres
cosas. No es un libro que haya "nacido" sino que surgió, proviene de un
sueño que tuve en el mes de febrero del año pasado. Este año, lo
actualicé agregando los piqueteros y los cartoneros. En mi sueño veía
que todo se caía, la bandera estaba ensangrentada, etcétera. Eso fue lo
que me llevó a escribir este libro. Lo hice de corrido, en cuatro meses.
Tiene que ver con la angustia que siento por el país y con mi necesidad
de hacer algo por él, de sentirme útil.
-¿Te reconocés en Ernesto, el protagonista de la novela?
-Creo que
en los tres personajes centrales de la novela -Ernesto, el presidente y
el asesino- hay aspectos míos. En los tres hay bondad, maldad y
confusión. Yo tengo un poco de esas tres cosas, aunque trato de que
prime la bondad.
- ¿Presentás a ese presidente como un modelo de honestidad. ¿Con su muerte se desvanece la esperanza?
-No. Al
pronunciar la homilía en el cementerio, el sacerdote dice: "Si el grano
de trigo no muere, no podrá dar frutos". Tiene que morir un país para
que nazca otro.
- En tu
libro hay un juicio muy severo, y desgraciadamente cierto, sobre los
argentinos. ¿Te parece que podremos salir de esta crisis?
-Creo que
vamos a salir de esto con trabajo y ejemplo. Para eso hace falta que la
Argentina encuentre el liderazgo no de un solo hombre sino de varios,
que den el ejemplo de trabajo, de probidad, de esfuerzo. El gran cambio
no debe ser ni económico ni político sino de conducta social. Todos -y
me incluyo- somos responsables.
- ¿Qué pensás de los medios de comunicación? ¿Un diario debe ser objetivo o tener una tendencia definida?
-El
conjunto debe ser objetivo pero en el corazón, en la médula del diario,
debe haber una tendencia definida que se expresará en sus editoriales.
- ¿Y la televisión?
-Creo que
la televisión es un síntoma de la decadencia de la Argentina. Para mí,
es destructiva. Yo tengo seis hijos y no puedo prohibirles que miren
televisión pero mientras que los padres vamos construyendo, la
televisión va destruyendo.