Vivimos en un mundo globalizado donde lo que sobra es
información, incluyendo la económica, pero, increíblemente, dicen que
hay un caso único en el mundo, en el país de Indeclandia, donde carecen
de información confiable en la materia. ¿Por qué? Simplemente porque al
Gobierno de turno se le antoja y, como no funciona la Justicia, la
“verdad” es un bien escaso y ellos hacen lo que quieren.
La cuestión comenzó hace ya más
de dos años, cuando la inflación empezó a dispararse y el Gobierno no
supo cómo frenarla con medidas económicas. ¿Qué hizo entonces? Pues se
le ocurrió algo que nadie en su sano juicio y con valores éticos hubiese
jamás pensado: acomodar los resultados estadísticos a fin de poder
decir que estaban controlando la inflación, aunque ello implicara
mentirle a la gente. Además, eso les permitiría más adelante manejar los
datos del crecimiento, el empleo y la pobreza. Increíble pero real.
Doña Rosa iba al supermercado y pagaba 5% más por los tomates, pero el
Instituto Nacional de Estadística y Censos Progresista (INDECP) le decía
y aún le sigue diciendo que está equivocada, que los tomates aumentaron
sólo el 1%. Y a pesar de que doña Rosa sabe contar lo que recibe y lo
que gasta, tiene el ticket de compra en la mano y ha guardado el del mes
anterior para poder compararlos, esa voz oficial, expresada a través
del INDECP, le dice: “no, doña Rosa, usted está equivocada, debe haber
confundido el ticket de los tomates frescos con el de los tomates en
lata…créanos, somos nosotros los que llevamos bien las cuentas, usted se
confunde por la ansiedad que tiene de poder llegar a fin de mes con esa
mísera jubilación…mejor dicho, a usted la confunden los medios de
comunicación que lo único que quieren es destruir a este Gobierno
progresista, y ¿sabe por qué?...porque este Gobierno quiere defenderla
justamente a usted, doña Rosa, para que no pague más aumentos del tomate
en los supermercados dominados por empresas multinacionales que quieren
esquilmarla…y nosotros llegamos al poder para liberarla de semejante
esclavitud y defender sus derechos humanos, entre los que se incluye que
la inflación no se coma el poder adquisitivo de los salarios o las
jubilaciones…créame, el aumento fue del 1% y no del 5% como dicen los
tickets…debe estar leyendo mal, ¿anda con problemas de vista, doña
Rosa?...cómo puede siquiera imaginar que nosotros llegaríamos a
mentirle, ¿con qué fin?…si solamente pensamos en los intereses de los
trabajadores y los que menos tienen…sean éstos pobres del interior o de
las grandes ciudades, porque somos un Gobierno sin prejuicios, ni
antagonismos, aunque venga usted del campo…pero recuerde, si el tomate
algún día sube, será por culpa de esos oligarcas vestidos de campesinos
que quieren perjudicarla…por eso hacen todo lo posible para que
cambiemos a los funcionarios del INDECP, para después cobrar lo que
quieren, como hacen con la leche aunque digan lo contrario…¿entiende
ahora por qué pretenden echar al pobrecito del Secretario?...porque
trata de defenderla a usted y a todas las personas pobres que tienen el
mismo problema…quédese tranquila, doña Rosa, los tomates aumentaron sólo
el 1%, vaya en paz que nosotros velamos por sus intereses, aunque digan
que el matrimonio que nos gobierna se ha enriquecido más de la cuenta
con la venta de inmuebles que les dejó un incremento patrimonial del
158%…¿acaso no tienen en cuenta la inflación?…si usted misma dice que
aumentaron los tomates, ¿cómo quieren que no aumenten las
propiedades?…pero en fin, no se deje engañar tampoco por esos números
doña Rosa, porque según el INDECP, el incremento fue sólo del
15,8%...confíe en nuestro modelo de “producción con distribución” o de
política distributiva, especialmente para los que menos tienen…ese fue
el modelo que seguimos en el sur con la venta de terrenos…¿qué a usted
no la invitaron a participar de la licitación?...no hubo licitación doña
Rosa, además, y disculpe que se lo diga sin ofenderla…si no le alcanza
para los tomates, no creo que le alcance para los terrenos…porque, según
algunos, éstos aumentaron el 5.000%…aunque para el INDECP no pasaron
del 50%...sí, lo que escuchó doña Rosa, ¿y usted se queja por el
5%?...mire, le voy a decir parte de la verdad, porque nunca es bueno
decirla toda…si en algún momento llegáramos a retocar los números será
para que la inflación no genere más inflación, porque usted sabe cómo
somos en Indeclandia, enseguida los comerciantes empiezan a remarcar, la
inflación se dispara, se frena el crecimiento, aumenta el desempleo y
un buen día usted se despierta leyendo un diario opositor o una radio
enemiga, y escucha que alguien le dice que la pobreza está cerca del
40%...¿se da cuenta, doña Rosa?...nosotros, si le mintiéramos un cachito
(aunque detestamos no hacerlo), sería pensando en ustedes, los que
menos tienen, para que los números nos los depriman…porque usted sabe
que cuando uno anda deprimido…sí, doña Rosa, no funciona bien…pues lo
mismo ocurre con un país, ¿se da cuenta?...si llegáramos a mentirle un
poquitico (como dirían Fidel y Chávez), lo haríamos para que no se
depriman por culpa de los vendepatrias y cipayos, de la oligarquía
terrateniente, de las multinacionales y el
imperialismo…¿entiende?...entonces sonría, doña Rosa, porque usted,
gracias a nosotros, y esto se lo juro por los hijos que no tuve, pagó
los tomates igual que el mes pasado, ya que a ese 1% se lo puede
redondear...bueno, señora, si está de acuerdo, le pediría que me firme
la encuesta y luego le consigo un viajecito al sur para que conozca esos
famosos terrenos…sí, claro, doña Rosa, puede llevar tomates en el
colectivo, porque allá, seguramente, estén mucho más caros teniendo en
cuenta lo que vale la tierra”.
Dicen que después de la reciente
elección en Indeclandia todo cambió para el pueblo, porque doña Rosa,
con su voto, frenó la irónica voz del Instituto Nacional de Estadística y
Censos Progresista (INDECP), y les respondió: “yo pague lo que sé que
pagué por los tomates, déjense de mentir y de robar, sobre todo a los
más pobres”. Lo increíble, es que todavía carecen de información
confiable y que ningún juez se puso a investigar a fondo el
enriquecimiento patrimonial de los gobernantes de turno. Pero, claro, no
hay mentira que dure para siempre. Algún día, un juez valiente dirá
basta, y “será justicia”.