Cada cinco minutos es asesinado
un cristiano en el mundo. Y la perspectiva es más sombría aún. Por caso, los
ataques terroristas contra cristianos en Africa, Medio Oriente y Asia crecieron
un 309 % entre 2003 y 2010.
Aunque
muchos no lo crean o no tomen conciencia, el cristianismo, hoy en día, es la
religión más perseguida y con el mayor número de mártires. "Cada cinco
minutos, matan a un cristiano en el mundo", afirmó el sociólogo Massimo
Introvigne, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación
en Europa (OSCE) durante una Conferencia sobre Diálogo Interreligioso celebrada
en Budapest en junio de 2011. A los asistentes, la cifra les pareció muy
exagerada, porque implicaría que cerca de 100 mil cristianos son asesinados en
el mundo por año. Ante tales críticas, Introvigne agregó: "Si no se
reconoce que la persecución de los cristianos es la primera emergencia mundial
en materia de violencia y discriminación religiosa, el diálogo entre las
religiones y las culturas sólo producirá hermosos congresos, sin
resultados".
Introvigne basó sus dichos en los trabajos del Center for Study of Global
Christianity, de gran prestigio académico, fundado por el estadounidense David
Barret, quien publicó un libro, junto con Todd Johnson, con las estadísticas
sobre mártires cristianos desde el año 30 DC hasta el 2000. El primero de ellos
fue San Esteban (el llamado, protomártir), lapidado por los fundamentalistas
judíos en Jerusalén. Barret y Johnson definieron como mártir cristiano alos
"creyentes en Cristo que han perdido la vida prematuramente, en situación
de testigos, como resultado de la hostilidad humana", sin abrir juicio
alguno sobre la santidad personal; es decir, en aquellos que fueron asesinados
sólo por ser cristianos. Según el estudio, 70 millones fueron los mártires en
los 2.000 años de cristianismo, concentrándose más de la mitad en el siglo XX
(alrededor de 45 millones). Luego de la publicación del libro, el mencionado Centro
continúa haciendo anualmente los estudios, sin modificar estos criterios.
Sean cual fueran las cifras definitivas, basta con leer los diarios e ir
recortando las noticias, sobre todo en los países más poblados del mundo, para
tomar conciencia de lo que está sucediendo. En la India, grupos
fundamentalistas hindúes castigan y persiguen con violencia a los cristianos,
principalmente en el estado de Orissa. Esta situación se agravó a partir del
2008. Asesinatos, incendios de iglesias, destrucción de casas y huida forzosa
hacia otros estados más tolerantes. El motivo: perpetrar la limpieza religiosa.
En China, el cristianismo tampoco está exento de persecución y muerte. Sabidas
son las diferencias que existen entre el Vaticano y la Iglesia oficial China (los
obispos son elegidos por el Partido Comunista). Los católicos fieles a Roma,
practican el culto recluidos en sus hogares y escondiéndose de la policía. En
una palabra, se ven obligados a vivir en la clandestinidad. Persecución,
discriminación y muerte es la que viven también los cristianos de Asia en Corea
del Norte, Indonesia, Afganistán, Irak, Irán, Siria y Pakistán (ver recuadro)
para mencionar algunos países. En Corea del Norte, por ejemplo, los comunistas
han condenado a más de cuarenta mil cristianos a los campos de concentración
por no querer renunciar a sus creencias; y en Indonesia (el país más grande del
mundo con mayoría musulmana) los grupos fundamentalistas no sólo destruyen
iglesias y atacan a sacerdotes y pastores, sino que cuestionan hasta el símbolo
de la Cruz Roja Internacional. ¡Y qué decir de lo que sucede en el África!, con
devastadores conflictos durante años en Sudán y recientemente en Nigeria,
pasando por los problemas en Egipto, Eritrea, Etiopía, Uganda y Argelia, por
mencionar los más relevantes. Baste recordar que en el pasado mes de diciembre,
en Nigeria, el grupo fundamentalista islámico Boko Haram, atacó un grupo de
iglesias en Navidad, provocando decenas de muertos y heridos, y que otro tanto
sucedió en una iglesia de cristianos coptos en Alejandría, Egipto, a raíz de un
atentado atribuido a los "Hermanos Musulmanes".
"Los ataques terroristas contra los cristianos en África, Medio Oriente y
Asia han aumentado un 309% desde 2003 a 2010. Casi el 70% de la población
mundial vive en países con graves limitaciones a la fe y a la práctica
religiosa, y las minorías religiosas son las que pagan el precio más
alto". Fue lo que dijo hace pocos días el arzobispo Silvano María Tomasi,
observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas
en Ginebra y otras Organizaciones Internacionales. Entre otras cosas, subrayó
que la libertad religiosa corre mayor riesgo "allí donde se reconoce el
concepto de ''religión de Estado'', especialmente cuando éste se convierte en
la fuente del tratamiento injusto de los otros, tanto si pertenecen a una fe
diversa como si no profesan ninguna".
Por el momento, es claro que los mártires continuarán derramando su sangre por
amor a Cristo y al Evangelio en aquellas zona más hostiles, sobre todo donde el
fundamentalismo integrista (que mezcla política con religión) distorsiona el
sentido profundo de las religiones. Sin embargo, otro peligro cada día es más
perceptible y es el de que los cristianos comienzan a ser perseguidos dentro
del propio Occidente por defender sus principios éticos y morales.
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EL CASO DEL MINISTRO DE MINORIAS
ACRIBILLADO
Una
víctima paquistaní camino a los altares
Asia Bibi es una cristiana paquistaní de 45 años,
esposa y madre de cinco hijos. En junio de 2009, mientras trabajaba en el
campo, un grupo de mujeres la acusó de blasfemar contra el profeta Mahoma,
luego de una discusión que tuvieron por considerarla impura para beber del
mismo vaso de agua. Fue detenida por violación de la llamada "ley
antiblasfemia" y más tarde condenada a morir en la horca. Según comentó su
abogado, el juez le dijo que si se convertía al Islam sería perdonada, a lo que
Asia Bibi se negó.
Distintas organizaciones del mundo se movilizaron
para pedir su indulto al presidente de Pakistán. El gobernador de Punjab,
Salman Taseer (musulmán) y el ministro de las Minorías, Shabaz Bhatti
(católico), fueron quienes más lucharon por conseguir no sólo la liberación de
Asia Bibi, sino la modificación de la legislación. Finalmente, el presidente la
indultó, generando la reacción de los fundamentalistas. Así, el 4 de enero de
2011, el gobernador de Punjab fue asesinado por uno de sus custodios y, el 2 de
marzo, el Ministro de Minorías, fue acribillado a mansalva por miembros del
grupo extremista "Tehrik-e- Taliban".
Shabaz Bhatti (a quien los obispos de Pakistán
postulan como mártir), había escrito tiempo antes de morir: "Consideraría
un privilegio el que, en este esfuerzo y en esta batalla por ayudar a los
necesitados, a los pobres, a los cristianos perseguidos de Pakistán, Jesús
quisiera aceptar el sacrificio de mi vida". Pese a estos lamentables
sucesos, el caso de Asia Bibi no está cerrado. Si bien en principio se libró de
morir en la horca por el indulto presidencial, permanece en la prisión de
Sheikhupura, a la espera de la decisión del Tribunal Supremo de Lahore, donde
se interpuso un recurso de amparo contra el indulto.